Hoy en día cuanto nos cuesta dejar de juzgar a otros e incluso a nosotros mismos…como si fuéramos un juez que aprueba o rechaza algo (un look, un punto de vista, una acción…).  Creo que debiéramos ser más conscientes del momento en que empezamos a opinar de otros o de nosotros.

Podemos ver nuestro estado de negatividad cuando criticamos destructivamente y en ese momento podemos cambiar de crítica constructiva a bendiciones cuando algo merece nuestra admiración.

Pensamos que somos buenas personas, pero andamos por la vida castigando, cargando rencor, planificando venganzas y sentimos que el otro tiene que hacer algo sobresaliente para conseguir nuestro perdón.  Claramente olvidamos que nosotros pedimos las situaciones y a los protagonistas para obtener un aprendizaje noble.  

Aprendamos a ser consecuentes, a ser fieles a nuestro sentir, a nuestros valores, seamos seres íntegros y confiables para otros y para nosotros mismos.  Alineemos aquello que pensamos, con lo que sentimos, con lo que decimos, intencionamos o hacemos, seamos de una línea, una línea bondadosa, generosa.  No importa que nos cataloguen de predecibles, mientras esté dentro del estilo de vida que queremos llevar.  Una vida donde el merecimiento, el amor propio por nosotros mismos, como el respeto y afecto por el resto marquen nuestra identidad.

Cada vez que vayamos a juzgar a otros por sus decisiones, puntos de vista o actitudes, pensemos cómo la vida nos da una oportunidad de reflexión y de cambio. Fíjense cuando hemos estado en estado de negatividad juzgando y rechazando desde personajes de TV hasta seres humanos que transitan por nuestra calle o por nuestra vida, gente que a veces ni conocemos   Pongan atención en cómo la vida nos espeja y nos enrostra con aquello que nos molesta en otros, continuamente, aspectos de nosotros mismos. Es por ello por lo que, antes de ver o atacar con ojo crítico a los demás, es altamente recomendable recapacitar unos momentos y redireccionar ese dedo inquisidor, gentilmente, hacia nuestro interior.

Esa reflexión será muy útil porque podremos descubrir qué es lo que nos molesta, si tener que mantener un trabajo o un vínculo, actividad u otro que ya no nos satisfaga, estamos abriendo puertas y ventanas para que bajen nuestras frecuencias… mejor analicemos cuál es la prioridad de mejorar situaciones en nuestra vida y avancemos “un día a la vez”. Una persona que es plena en sus áreas de vida no anda por el mundo criticando, así que tomémoslo como una señal.

Aprender a ser consecuentes es fundamental para nuestras vidas. Recordemos siempre que estamos a cargo de cocrear, construir nuestra vida para el disfrute y seamos conscientes en ello.  El pensar, el decir, el intencionar, el hacer…Crean Realidades, entonces por qué no crear bonito, pensar positivo, intencionar bendiciones y por sobre todo agradecer.