En las últimas terapias de Constelaciones Familiares y de Astrogenealogía he visto ciertos patrones que se repiten en las generaciones actuales, por supuesto de manera inconsciente, vamos reafirmando creencias limitantes que vienen de las mujeres de nuestro linaje, por las distintas razones y vivencias que tuvo cada una… El punto es que al repetir patrones y con esa lealtad ciega atraemos “más de lo mismo” y en este caso específico me refiero al rechazo o exclusión de los hombres, generando sarcasmo en contra de ellos y de verlos limitados y con muy pocas posibilidades de evolución. Esto no es necesariamente lo que hoy pensamos, viene desde las heridas del pasado. Revisa si en tu día a día disminuyes a los hombres, como seres que no son capaces de trabajar sus emociones o de comunicar su sentir…
Me permití reproducir este escrito de Jess Browne que tiene tanta razón y que nos abre una posibilidad de empatía, de mirada compasiva, de un caminar juntos, de conocerse, reconocerse y renovar votos de amistad o de amor con ellos.
Los hombres que veo en distintas terapias llegan también con limitaciones, con heridas con miedo, pero además cargan con el rechazo de nuestra parte…Démonos una oportunidad de crecer, comprender y tener la mejor actitud para tener la mejor relación, sanándonos, sanándolos y por sobre todo sanando el linaje.
SI LAS MUJERES ENTENDIERAN – Jess Browne
Si las mujeres entendieran que los hombres también tienen miedos, pero sin tanto permiso para mostrarlos.
Que hay emoción en el ruido de un motor o en el grito de un gol.
Que valoran mucho más el exceso de sonrisas que tres kilos menos.
Lo abrumador de ser el sostén económico de una familia.
Lo que es tener que ser valiente, poderoso y exitoso a toda hora.
Lo molestas que son las comparaciones con “el marido/novio de”.
La necesidad que tienen de un abrazo que no siempre saben pedir.
Lo difícil que es comprender lo que nunca les han enseñado.
Las lágrimas que no se animan a llorar.
El poder que tenemos sobre ellos.
Que ellos también pasan noches sin dormir.
Que necesitan silencio como nosotras charla.
Que no andan por la vida pensando en cómo lastimarnos.
Que son más débiles de lo que su altura y músculos dirían.
Que sacar lo mejor o peor de ellos está en nuestras manos.
Que piensan y razonan diferente.
Que sienten muy parecido.
Que demuestran sentimientos como pueden o como aprendieron.
Si las mujeres entendiésemos todo esto, si lográsemos mirar más allá de algunos olvidos, si nos diéramos cuenta de que no hay todos o ninguno, si pudiésemos sentir que para ellos la mejor demostración de amor es habernos elegido, si las mujeres bajáramos un poquito la guardia, los reproches y tantos reclamos, si pudiéramos incrementar las sonrisas, los brindis y la picardía y si los dejáramos hacer sin tanto mandato ni expectativa, comprenderíamos que somos lo que les da sentido a sus vidas. Como mujeres, novias, madres, hijas, hermanas o amigas.
Al final del día, donde se acaban las bromas, donde no hay público ni formas, donde solo queda un hombre y sus latidos, ahí estamos nosotras… con el que cada una eligió.