el Octubre 23, 2019
Tomando en cuenta que el crecimiento interno es individual y que cada uno tiene sus ritmos y tiempos, nos toca crecer solos y por sobre todo respetar estos desfases.
Debemos estar muy conscientes, una avanza sola porque es valiente, sin embargo, cuando una crece, estremece todo el entorno y el resto crece, per se.
En el libro de autoayuda Cuidado del Alma, leí el capítulo del Narcisismo.
Lamentablemente me sentí muy identificada. Habla de personas que se admiran a sí mismas y hablan continuamente de sus logros, pero que no se conocen, y no se quieren, por ende, tampoco confían en los cercanos que dicen amarlos, solo les calza que los busquen como garantía de un buen resultado a alguna gestión y a que, en retribución, nos den admiración y reconocimiento. Que generalmente robamos conclusiones u opiniones y las repetimos como propias para ser acertados, pero que no tenemos opinión propia.
En el mismo capítulo hablaba de Los Celos. En que, como una, no se conoce y no se quiere, cree que puede perder a sus seres queridos, parejas, padres, u otros, o que puedan encontrar una mejor opción. Entendí que esto se cura con quererse más a uno misma, conocerse y reconocerse, así entonces se puede soltar al otro y vivir en paz y libertad, sin miedo constante a la pérdida.
En el Tarot Mítico, la carta del 8 de copas, marca uno de los dolores más fuertes, pero la buena noticia es que es la última etapa del dolor, porque una debe soltar y entregarse. Este proceso toma diferentes tiempos en cada persona, es un aprendizaje al ritmo de cada una. Una debe salir del fondo del pozo, pero consciente, voluntariamente cuándo esté capacitada en este doloroso aprendizaje del desapego.
Normalmente cuando salimos del pozo, hacemos un cambio de look. El aprendizaje nos hace sentir mejor, más livianas, más fortalecidas. Sentimos que hemos mejorado internamente, que hemos cambiado, hemos avanzado y hemos mejorado por dentro y necesitamos verlo por fuera.